Los azulejos marroquíes (también llamados azulejos árabes) se utilizan desde hace siglos en la arquitectura del norte de África, donde se encuentra Marruecos. También llamados Zellige – que significa pequeña piedra pulida – estos azulejos llenos de detalles surgidos en el siglo X se utilizan hasta hoy como revestimiento y adorno en palacios, mezquitas y construcciones lujosas. La confección de estos azulejos es un arte muy antiguo y laborioso, transmitido por los artesanos a través de las generaciones. Como la religión islámica no permite la representación de seres vivos o figuras religiosas (para evitar que la imagen sea más importante de lo que representa) los artistas se dedicaron a crear con piezas con formas geométricas variadas.
La técnica se basa en una serie de pasos manuales. Primero, es necesario preparar una masa de arcilla gris, moldearla en forma de tejas y luego asarlas en hornos a leña. Después de eso, las tejas son nuevamente moldeadas, reciben una capa de esmalte, producido manualmente a través de pigmentos naturales, y vuelven al horno para la segunda cocción. Paralelamente, otras tejas también se producen. Pero en lugar de recibir la pintura en esmalte, se cortan en pequeños trozos de formas variadas, que se utilizarán como molde para la confección final de los azulejos.
Cada pequeño molde se coloca sobre el azulejo coloreado, y el artesano marca el contorno del dibujo varias veces en la pieza. A partir de ahí, la teja es hábilmente sacudida y da lugar a otros trozos con la misma forma del molde inicial. Es importante recordar que el proceso se realiza manualmente y repetidos cientos de veces, hasta que la cantidad necesaria de cada tipo y color de pieza esté lista.
Con todos los elementos preparados, los artesanos parten para el montaje final del Zellige. Ellas empiezan a ser dispuestas de manera equilibrada y geométrica dentro de sarrafos (listones de madera), creando el patrón final del azulejo. Para unificarlas y crear la pieza final, se coloca una capa de polvo de cemento y otra de arcilla por encima. Después, es sólo esperar el secado y la obra de arte está lista.
A pesar de ser un trabajo manual, se equivoca quien piensa que no hay que estudiar para ser un maestro-zellige. Estos profesionales poseen conocimientos en matemáticas, geometría, simetría y composición, pasando años en entrenamiento sobre las reglas de confección de los azulejos. El arte de los Zelliges es imitado en todo el mundo, a través de papeles de pared o de azulejos tradicionales. Si usted se enamoró de ellos, el consejo es apostar en baldosas hidráulicas en el piso y en las paredes de casa, dejando su ambiente colorido, único y con un toque que remite a la riqueza cultural y arquitectónica de Marruecos. A continuación se muestra un vídeo con el proceso de fabricación de los azulejos marroquíes.